a. Señala la época y el centro más importante en que se desarrolló. Cita los artistas más destacados. Esta es una pregunta de contextualización. No requiere que nos extendamos, pues está formulada de forma muy concreta. Lógicamente, ubicaremos el movimiento llamado Impresionismo en el tiempo y el espacio, citando la famosa primera exposición de pintores impresionistas que tuvo lugar en abril de 1874, en el estudio del fotógrafo Nadar, en París (que a finales del siglo XIX era el epicentro de la vida artística en Europa). Señalaremos igualmente que el Impresionismo ya venía gestándose en los años previos a dicha exposición y que se extendió cronológicamente a lo largo del último cuarto del siglo XIX (de hecho pervivió incluso bien entrado el siglo XX, llegando a convivir con las famosas
vanguardias históricas).
A continuación citaremos a los artistas más destacados: el Impresionismo contó con un gran número de creadores en nómina, pero algunos nombres son ineludibles. Hablaremos necesariamente de
Edouard Manet (aclarando su condición
relativa como impresionista),
Claude Monet (cuya pintura
"Impresión, sol naciente", sirvió involuntariamente para dar nombre al movimiento artístico, después de que el crítico Louis Leroy se mofase de la misma en la revista
Le Charivari),
Auguste Renoir, Edgar Degas, Camille Pissarro, Alfred Sisley y
Berthe Morisot.
b. Características que definen su estilo y principales innovaciones que aporta.En esta pregunta sí nos detendremos más, para reflexionar sobre las cualidades que definen al Impresionismo a nivel teórico y plástico. Para empezar, citaremos la estrecha vinculación existente entre el Impresionismo y algunos hallazgos y experimentos científicos de la época. La pintura impresionista emerge en buena medida inspirada por los descubrimientos que en materia de óptica, luz y color realizaron figuras como el químico francés Chevreul y el físico norteamericano Rood. Fundamentalmente, y partiendo de dichas teorías científicas, el Impresionismo apostó por una renovación en el manejo del color y la luz, pensando en recrear de la forma más exacta posible la apariencia de la realidad. Para ello recurrió a los colores puros: frente a la tradicional mezcla de pigmentos en la paleta o sobre el lienzo (que desvirtuaba la pureza y luminosidad del color
per se), promovió la llamada
mezcla óptica (los colores no llegan ya fundidos al ojo, sino que se presentan fragmentados, independientes, mezclándose en el ojo del observador y dando lugar a efectos mucho más intensos y naturales).
Para lograr preservar la pureza del color y fomentar la mezcla óptica, los impresionistas recurrieron a
pinceladas rápidas y cortas, toques puntuales de color aplicados de forma yuxtapuesta, evitando las capas o veladuras. Se restringe mucho o desaparece el color negro al preferirse la obtención de sombras coloreadas, más ajustadas a la teoría óptica reinante. Un rasgo típico de la pintura impresionista es su
apariencia inestable, evanescente, con carácter de instantánea, fruto de un trabajo de ejecución rápida centrada en "congelar" los cambios de luz y sombra, de color o de atmósfera (debemos mencionar la importante aportación de la fotografía, que marcó a los impresionistas en su búsqueda de la captación inmediata de las apariencias, así como en aspectos de composición). Buena parte de los impresionistas trabajaron al aire libre (
plein air), siguiendo una costumbre ya iniciada años atrás por algunos de los paisajistas de la Escuela de Barbizon. La comercialización de materiales ya preparados industrialmente, tales como colores en frascos metálicos que mantenían la pintura fresca y permitían su transporte, fue fundamental para fomentar la salida de los pintores desde sus estudios al campo o la ciudad. En buena medida los impresionistas causaron además asombro por el pequeño formato de sus pinturas, que contrastaba mucho con el gigantismo de la pintura oficial de la época. También fueron muy controvertidos algunos de los temas tratados en su pintura, cotidianos e incluso íntimos, alineados en una tradición realista bastante alejada de la grandilocuencia de la pintura mitológica o histórica francesa.
c. Indica los temas predilectos de estos pintores y el título de alguna de sus obras. Como ya dejábamos ver al final de la respuesta a la segunda pregunta, los temas tratados por los impresionistas se alejaron de la Mitología y la Historia, bases fundamentales de la gran pintura oficial francesa. Aunque años antes ya se habían producido intentos por introducir nuevas temáticas en el arte francés (por ejemplo, el Realismo de Courbet, con un fuerte componente crítico y socialmente comprometido, o el arte de la ya mencionada Escuela de Barbizon, que intentaba generalizar un género tan despreciado tradicionalmente como el del paisaje), fue el Impresionismo el movimiento que definitivamente triunfó a la hora de consolidar nuevas temáticas.
El paisaje fue efectivamente uno de los asuntos más queridos por los impresionistas (caso de Monet, pero también Pissarro o Sisley), puesto que permitía ensayar todas las cuestiones relativas a la captación instantánea de los cambios presentes en la naturaleza. Los cursos de los ríos, las nubes en movimiento o las sombras entre los árboles se convirtieron en excelentes excusas para ejercitar la nueva forma de mirar y representar la realidad. También fueron habituales los
temas de la vida en la ciudad, desde una perspectiva casi documental o periodística cercana a la fotografía: se capta la vida en los cafés, teatros y cabarets (caso de Renoir o el Manet tardío), los paseos multitudinarios por los bulevares de París o las orillas del río, las estaciones de tren humeantes (existe cierta fascinación por la nueva tecnología que también se manifiesta en estas obras)... Igualmente fueron muy frecuentes las
escenas domésticas (madres con hijos en casa, niños jugando o tocando un instrumento, escenas de baño o aseo). No debemos olvidar que estos pintores pertenecían a la clase burguesa, y por tanto representaban a través de su pintura el medio social en que vivían: Renoir, Degas o Morisot fueron especialmente adeptos a esta temática intimista. También cultivaron el
retrato. En líneas generales, la pintura impresionista es vitalista, amable y optimista, fiel reflejo de la vida burguesa en el París de finales del XIX, pero resulta quizá un tanto distante o carente de compromiso si la comparamos con la crudeza del Realismo precedente o el dramatismo de los posteriores Expresionismos.
Lógicamente, como alumnos tenéis total libertad para elegir las pinturas con las que queréis ilustrar vuestra explicación. Os recomendamos que no vayáis a obras desconocidas o dudosas y que optéis por pinturas consagradas, populares y sobre todo, en las que los aspectos comentados previamente sean evidentes. A continuación proponemos un ejemplo de paisaje campestre, de escena urbana y de escena doméstica. Y recordad, una visita a la web del Museo d'Orsay (mirad a la derecha en la lista de enlaces) quizá pueda ayudaros a encontrar los ejemplos perfectos.
Claude Monet - Amapolas en Argenteuil (1873)
Auguste Renoir - Bailando en Le Moulin de la Galette (1876)
Berthe Morisot - La cuna (1872)